¿Alguna vez nos hemos preguntado si realmente es necesario planificar en el fútbol? O ¿Si la planificación tradicional que realizamos tiene validez para deportes de equipo? ¿Qué es realmente el estado de forma en el fútbol?, ¿la capacidad de correr más y más rápido, o saltar más, o chutar más fuerte al balón? ¿Qué ocurre cuando un jugador no corre y toca dos balones en un partido y marca dos goles, podemos decir que ese jugador está mal de forma? Es más, con la planificación tradicional, ¿cómo podemos saber qué necesitaremos trabajar y cómo en cierto momento de la temporada, por ejemplo, en tres meses? ¿Creemos que podemos predecir que un jugador estará en cierto estado de forma  dentro de dos meses para afrontar un partido importante que nos dé posibilidades de disputar el campeonato? ¿qué ocurre si el jugador se lesiona, o si esa semana se pone enfermo, o si ha habido una pelea entre miembros del equipo, o si hemos perdido 3 partidos seguidos mientras aumentábamos las cargas para poder llegar al pCertificado de Asistencia 6? La complejidad de la interacción entre el deportista y el entorno en el fútbol complica muchísimo esta planificación. Afortunadamente, poco a poco, y gracias al maestro Seirul.lo, nos hemos ido dando cuenta que los verdaderos participantes y condicionantes del juego son los jugadores, y que como personas que son, responden a las estructuras hipercomplejas en las que conviven multitud de estructuras, indivisibles e incapaces de desarrollarse las unas sin las otras (Gómez, P.).