Con técnicas fáciles de realizar, y muy suaves, facilitaremos que nuestros clientes mejoren su estado de salud y, por consiguiente, ser más felices. El sistema nervioso tiene un movimiento de respiración interior que, como el pulmonar o el cardiaco, contrae y expande nuestro organismo -como hacen las olas del mar en las orillas de la playa- con un ritmo de 6 a 14 ciclos por minuto. Este ritmo llamado ritmo craneosacral nos permite actuar sobre las energías de autocuración del organismo compensando los desequilibrios de los tejidos: retención de fluidos, presión sobre los nervios, mala colocación de los huesos, restricción de la movilidad de los órganos, etc. También influye sobre los problemas emocionales actuando con las interrelaciones del cuerpo y la mente. La vida es movimiento y cada segundo se renuevan varios millones de células de nuestro organismo. Y cada segundo se producen en cada célula varias decenas de miles de reacciones químicas y físicas. Por lo tanto, cuanto más evitemos las posibles restricciones de movimiento con nuestras manos, ayudándonos del tejido conjuntivo de nuestros clientes, más se favorece y actúa sobre su capacidad innata de autocuración. El sistema craneosacral incluye el cráneo, el sistema nervioso central y periférico con cerebro, médula espinal y nervios, el líquido cefaloraquídeo, las membranas y el sacro. Mediante este sistema se pueden detectar disfunciones motoras de los tejidos, tensiones anormales y todo tipo de desequilibrios. Una de las bases de la salud es que el ritmo craneosacral funcione sin impedimentos y que se propague de forma uniforme por todo el organismo. Este será nuestro objetivo fundamental además de disfrutar aprendiendo.