El buen funcionamiento de la voz depende de la buena coordinación de todos los órganos que intervienen en la producción del sonido y la palabra. Es, en realidad, toda la persona la que está involucrada en el proceso de emisión sonora.

El trabajo de voz es un proceso de descubrimiento de la propia libertad del momento de expresar.

El objetivo es una voz como respuesta a nuestro deseo de comunicar, que conecte de forma directa con el impulso de la emoción y del pensamiento. Tenemos que localizar y suprimir todos los bloqueos y tensiones que impiden una emisión libre del sonido, de la palabra. Obstáculos que pueden ser según la persona, tensiones localizadas en diferentes partes del cuerpo, bloqueos posturales, emocionales, auditivos, etc.

A menudo tenemos la sensación de que nuestra voz no expresa aquello que, en el fondo, querríamos decir. Por distintas razones, no estamos satisfechos con su sonido. Pensamos que podría ser un excelente medio de expresión y de comunicación si supiéramos como utilizarla, pero la propia preocupación, muchas veces, obstaculiza el hecho de expresarnos como querríamos.

No podemos cualificar nuestra voz como "fea" o "mala", lo que debemos revisar son los malos hábitos que ponen traba a la libre emisión de la voz. Todas las voces humanas tienen un potencial esperando a ser descubierto y desarrollado.